lunes, 27 de junio de 2016

EMPIEZA LA TEMPORADA ALTA.

Mayo y Junio suelen ser los meses en los que se prepara a la mayoría de los barcos para la temporada alta, es decir, el verano. Digo la mayoría porque los que navegan todo el año ya suelen tenerlos listos, con pequeños mantenimientos constantes. Pero aún en estos casos suele aprovecharse la llegada del buen tiempo para realizar algunos trabajos.

En el caso del Marola IV, que sí tiene una temporada definida entre finales de junio y mediados de septiembre, ya desde abril empezaron los trabajos a bordo. 
Primero con la retirada de la capota de invierno que lo cubre por completo.

Una inmersión para hacerle una limpieza ligera de la hélice, el timón, las tomas de refrigeración y la línea de flotación, con vistas a su transporte, este año, a Vigo, pues tocaba pintar el casco (tarea que duró casi todo el mes de mayo) y, aprovechando la varada, limpiar la obra viva y darle patente.

Por las prisas no llegaron a tiempo los ánodos, que habrá que reponérselos sumergiéndose nuevamente.

También allí se le cambió todo el banco de baterías, que ya tenían sus años y estaban muy deterioradas. Se sustituyeron sus nueve baterías húmedas por siete baterías AGM estancas, de mucho mejor rendimiento, seguridad y comodidad, con menor peso y ocupando menos espacio, para dar servicio al arranque del motor, del generador, servicio de instalación de 12V. y servicio de instalación de 24V. Al tiempo que se cambió también el cargador de 24V.


Se colocó el génova en el enrollador y una vez el barco ya de vuelta en Sada, tocaba la limpieza general del interior, la impermeabilización de la capota anti rociones (que ya hacía agua) y sobre todo, la limpieza a fondo y tratamiento de la teca de cubierta. Esto es quizá uno de los trabajos más arduos, más si hace uno solo los 18 metros de cubierta.



Siempre quedan trabajos por hacer, los barcos no dan descanso, entre otras cosas las revisiones del motor principal y del generador, o el engrasado de los winches y pequeños detalles sin fin, pero lo más gordo ya está hecho y ahora el Marola IV espera reluciente en su amarre la llegada de sus armadores para hacerse a la mar en su nueva temporada.